Cada día es más difícil sentirse dentro de
esta marejada de cabezas, de mentes, de vidas
que solo desean conseguir un espacio dentro
del corazón de otra persona. Ellos no se dan
cuenta de que no debe ser así, ya que la vida
está llena de condiciones para todo, si alguien
da algo es solo para recibir otra cosa a cambio,
no hay forma de dar algo sin esperar. ¿Y como
esperar otra cosa si así fuimos educados? Si
es el ejemplo que recibimos de nuestros padres,
para poder recibir un presente debíamos darles
a ellos un excelente resultado en la escuela o
colegio. Nos enseñaron que debemos negociar,
debemos hacerlos sentir que el presente que nos
dan es porque ya nosotros les dimos algo a cambio,
así que en la actualidad y desde cualquier punto
de vista notamos que nadie da nada sin recibir algo
simultáneamente. La nueva pregunta es ¿por qué damos?
¿Cuál es el compromiso con dar? ¿Y si no damos?.
La gente se vuelve exageradamente compulsiva y
llenan las calles de ¿qué le vendo? ¿Qué le compro?
“Ese tome y deme” esa repartidera de regalos con el
fin de “hacer feliz a alguien” si, hacer feliz al
fabricante de juguetes o de la ropa “ de moda”
hacer feliz al vendedor que en estos días vendedor
es sinónimo de ladrón. El cuadro del Ministerio de
Salud es solo el título de la tienda “con licencia
para robar”. Es verdaderamente molesto caminar por
cualquiera de las calles de San José. No hay quien
escape de eso, no hay quien no haya sido empujado,
golpeado, o que lo hijueputeen porque le impide el
paso ¿Y cual es la prisa? Si regalos sobran en esta
época, nadie se va a morir porque no le dan uno. Al
vivir esto diariamente, se ve que todo el año es igual,
las empresas, los vendedores se preparan para el gran
cierre de año, donde sacarán algo más que unos
aguinaldos, y los compradores tempranos se preparan
para que no les dé “la hora del burro” y se queden
sin el regalo que quieren darle al ser tan especial.
Que a final de cuentas no es para nada especial,
porque no le pudo dar algo sin esperar lo otro a
cambio. Al final no es tan especial porque simplemente
no podemos esperar a que nos dé nuestro presente.
Mi presente es diferente, este es mi presente, y
no lo quiero vivir, quiero que termine, quiero que
cambie, pero no hablamos de ese tipo de presentes,
no de los que se viven sino de los que se dan. Mi
presente para las personas (que lo quieran recibir)
es este: Este país es una basura cada vez que paso
por San José me doy cuenta de que definitivamente no
pertenezco aquí. Ahora vi a un maesillo con cara de
asco o de amargado, al principio me dije a migo mismo
-migo mismo que varas de aquel hijueputa, porque
llevará esa cara de amargado- pero al rato me di
cuenta de que estaba en "la coca" mae esa calle da
asco, cuando los políticos hablan de san José y ponen
imágenes de san José ponen las calles menos feas,
pero esa ni la tocan y que no es la peor, todo lo
que se aleje de la avenida central al menos 300
metros y no pasen diputados por ahí, se olvidarán
de esa calle y que se pudra junto con todo aquel que
quiera pasar por ahí o usarla de baño y usarla de
dormitorio o vomitorio, de lo que se le antoje. Aún
así decimos que somos la Suiza centroamericana, más
bien somos la “sucia” centroamericana. No podemos
creer que somos mejores que otros países hasta que...
nunca podremos llamarnos mejores.
Todo esto nos hace humanos, nadie quiere abrir los
ojos y darse cuenta de que apestamos, San José apesta,
Costa Rica apesta, no son los inmigrantes, por lo menos
no solos, somos todos los costarricenses los que apestamos,
todos los que vivimos en este país.
Últimamente he tratado de ver el mundo desde lejos, de
no ser parte de esto, de ser solamente yo, separarme de
todo lo que me rodea, verme desde afuera, pero cada
momento, cada minuto en el centro de la capital lo
consume a uno, lo hace humano de nuevo. Siempre
despreciamos a los perros callejeros porque comen
lo que sea y lo comen del suelo, a los cerdos también,
pero estamos muy por debajo de los dos animales
“despreciables”. Yo me pregunto si será que nadie
lo ve o que a nadie le importe, al principio pensaba
que nadie lo veía, pero si lo ven, si San José se ve,
se huele, se siente, es asqueroso, es lamentable.
Al ver esto me doy cuenta de que todos somos así.
Lo que me place es que el mundo entero es así, de
lo contrario no se crearían instituciones multinacionales
que traten de mitigar los efectos del calentamiento global
y todas las bellas enfermedades que amenazan con acabar
con la raza humana, para que controlar estas situaciones,
mejor ir con ellas y así destruirnos de una buena vez y así
dejar de ser “basura pensante”.
O cambiamos de verdad o simplemente nos dejamos destruir.